SAN BERNARDO.- Como parte del compromiso para cuidar el medio ambiente, San Bernardo realizó el lanzamiento del programa piloto de vermicompostaje para las vecinas y vecinos, en conjunto con Fundación “Mingako”. Luego de haber postulado en el sitio web comunal, fueron 100 las familias seleccionadas por el Departamento de Medio Ambiente (pertenece a la Dirección de Medio Ambiente, Aseo y Ornato) para recibir este beneficio.
El objetivo de esta iniciativa es que la comunidad pueda desarrollar de mejor manera la gestión domiciliaria de sus residuos orgánicos, evitando que lleguen finalmente al relleno sanitario y reduciendo los impactos ambientales, sociales y económicos que generan.
El alcalde de la comuna, Christopher White, reconoció el esfuerzo y la labor que realiza la organización territorial Mingako, con la cual se trabajó en conjunto en beneficio de la comunidad. Además, anunció que, como municipio, se está “postulando al Gobierno Regional para ampliar este tipo de iniciativas, porque sentimos que tenemos que hacer cosas concretas respecto a lo que es el cambio medioambiental”.
El kit que recibieron las personas beneficiadas incluye una vermicompostera, un núcleo de lombrices, un manual físico de uso y mantención, un biopreparado de 450 ml. (Biodescomponedor y estimulante natural de lactobacilos) y un balde de 4 litros de capacidad con tapa y señalética de residuos.
Nicole Vergara, coordinadora de Fundación “Mingako”, señaló que este proceso es uno de los primeros que se pueden realizar en el contexto del cuidado del medio ambiente. “La basura orgánica, o el residuo orgánico, son los desechos vegetales que salen de la cocina, los restos de poda y es algo con lo que convivimos día a día”, opinó.
En este caso, las vermicomposteras entregadas fueron fabricadas por 10 vecinas y vecinos de la comuna mediante la reutilización de 160 pallets, evitando así el uso de 10 árboles. Sumado a esto, las manillas de las cajoneras fueron elaboradas con plástico reciclado.
¿Qué es una vermicompostera?
En palabras simples, es un recipiente cerrado donde se guardan los residuos orgánicos junto con las lombrices, siendo el trabajo de ellas transformar ese material en vermicompost. Este, a su vez, es utilizado como abono o fertilizante natural para fortificar el proceso de crecimiento de plantas y árboles.